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La Moskitia belongs to the indigenous

La solidaridad indígena en La Moskitia: celebrando la unidad más allá de las fronteras

“Caminando hacia el futuro sobre las huellas de nuestros antepasados” 

De ésta visión parte la celebración binacional que une a las comunidades indígenas miskitus de ambos lados de la frontera hondureña-nicaragüense. Durante cinco emocionantes días, el Sihkru Tara celebra la unidad, la conexión y la vitalidad cultural, Sihkru siendo originalmente un rito festivo para comunicar con los espíritus de los muertos y Tara significando grande. Es a la vez un intercambio entre generaciones y una estrategia para superar las divisiones que han sido establecidas por distantes funcionarios en capitales desconectadas. Es un espacio para generar cercanía y solidaridad, y un movimiento para el orgullo desafiante de la identidad indígena. 

Las comunidades miskitus han realizado desde hace mucho tiempo celebraciones locales para conectar con espíritus ancestrales, compartir chicha de la misma gran olla, y bailar a través de la noche con canciones que hablan del amor, de la muerte y de las sirenas, malévolos espíritus acuáticos quienes a menudo son responsables cuando algo va mal. Sin embargo, la impresionante hazaña logística de reunir a comunidades de toda La Moskitia, a ambos lados de la frontera, está solo en su decimotercer año. La idea la tuvo Brooklyn Rivera, líder de YATAMA, la organización indígena miskitu de Nicaragua, quien describió la visión del Sihkru Tara de “revitalizar la cultura, fortalecer la identidad y, por ende pues, todos los derechos, a la tierra, a la autonomía, y a la defensa de los recursos naturales.”

Las invasiones de tierras indígenas, particularmente por agricultores mestizos, han dejado las comunidades indígenas de los dos lados de la frontera enfrentándose a la violencia en sus propias tierras, incluso después de que la mayoría hayan recibido los títulos del terreno. En muchos casos, la migración a tierras que supuestamente son ‘tierras estatales vacías’ en La Moskitia ha conllevado la venta ilegal de tierra a colonos armados que están cortando amplias áreas de bosque. En algunos lugares, una minoría pequeña de Miskitu han vendido ilegalmente partes de sus tierras y las invasiones se han intensificado al llegar más colonos. Líderes de las comunidades esperan que al fortalecer su identidad cultural, esos Miskitus valorarán su conexión con la tierra más que el dinero que pueden sacar de ella. Como Nacel Kiapa Pantin, Presidente del Consejo Territorial de Bakmasta en Honduras, explicó, “Queremos recordar nuestros ancestros, nuestros padres o abuelos que anteriormente cuidaban la tierra totalmente, no se metían en eso de vender tierra.”

Los desafíos que hacen frente a los pueblos indígenas de la región tienen mucho en común y el Sihkru Tara, programado para coincidir con el Día Internacional de Pueblos Indígenas, se vuelve cada vez más una afirmación no solo de la unidad entre los Miskitus, sino entre todos los pueblos indígenas de la región. Ceferino Pravia describió cómo “los gobiernos estatales modernos ahora están tratando de exterminar la cultura de los pueblos indígenas y convertir a los indígenas en parte de una sociedad igualitaria. Nosotros estamos luchando en contra de eso.” Artistas Miskitus fueron acompañados por tambores Garífunas, danzas rituales Rama y Mayangna, y música Tuahka para crear un evento inclusivo para la solidaridad indígena.

Desde el primer Sihkru Tara en Nicaragua, se ha alternado entre los dos países, con el evento de este año organizado por MASTA, la organización indígena de los Miskitu de Honduras, en el departamento hondureño de Gracias a Dios. 485 Nicaragüenses cruzaron la frontera para asistir. Las festividades empezaron en el pueblo fronterizo de Waspam, antes de trasladarse a Mocorón para la inauguración hondureña del Sihkru. Durante la tercera velada, las festividades se dispersaron entre diferentes comunidades de la región antes de reconvocarse en la capital regional de Puerto Lempira para las dos noches finales, a las que asistieron alrededor de 1000 personas.

Joakina Acuña Cruz, la única cantante femenina Miskitu, recordó que en la primera Sihkru Tara “Los miembros más ancianos nos explicaron qué es lo que hacían antaño, cómo era su cultura, y entonces nos dimos cuenta que nos estábamos desviando de ella.” Desde entonces el Sihkru Tara ha desempeñado un papel importante en conectar a la juventud Miskitu con las tradiciones de su pueblo y de infundir nuevo vigor a la pasión por la música, el baile, y el patrimonio cultural que todavía se ve amenazado por la globalización incesante. “Si no fuera por el Sihkru, la cultura ya se estaría perdiendo.” Joakina dijo que “La juventud ya no quería bailar la música miskita sino que solo les interesaba la música de la discoteca, ¡Sentían verguenza al bailar su música! Pero, con el Sihkru, ¡Ahora todos bailan alegre!”

Aunque la música y el baile desempeñan un papel importante, algunos preferirían que el enfoque fuera más claramente espiritual. Sin embargo, incluso un joven que afirmó que solo había venido para la fiesta reflexionó “cuando veo a las ancianas bailar, me pregunto cómo era mi gente antes.” A juzgar por los movimientos de esas mujeres, su pueblo tiene una historia profundamente vivaz corriendo por sus venas. Nunca he visto movimiento tan juvenil en las caderas de una mujer de 80 y pico años. Alabé a una mujer por su capacidad para bailar y pronto me encontré bailando con ella ante un gran público divertido y de cámaras de celulares. Su rostro lleno de arrugas risueñas brillaba de pura alegría y ella ya estaba casi en el suelo antes de darme yo cuenta de que se me estaba retando a ver ‘cuánto puedes bajar.’

Entre las actuaciones musicales hubo también presentaciones de ritos espirituales, como el de comunicarse con los espíritus de los muertos y conjurarlos para que no lleven el alma de un pariente moribundo. Otras presentaciones culturales describieron la cacería y el encanto de las sirenas, mientras que durante la tarde hubo foros para discutir cuestiones como la gobernanza y el manejo de los recursos naturales.

Las preguntas y tensiones planteadas por el Sihkru Tara pueden parecer familiares para muchas comunidades indígenas. ¿Hasta dónde deben las tradiciones fusionarse con la modernidad para atraer a los jóvenes? ¿Deben la cerveza, los platos de plástico y las letras extranjeras ser prohibidas en las celebraciones del patrimonio indígena? ¿Es útil para la juventud Miskitu ver su cultura siendo disfrutada por extranjeros, como los marinos estadounidenses que recibieron una clase rápida en el juego de piernas Miskitu cuando se sumaron a la pista de baile en Puerta Lempira? ¿Es más importante practicar las tradiciones culturales en su forma más auténtica?

De cualquier forma que siga desarrollándose, el Sihkru Tara está desempeñando un papel importante al fortalecer la expresión indígena en La Moskitia. Como proclaman desafiantemente sus camisetas

“La Moskitia es de los indígenas, algunos ya murieron, otros todavía vivimos, pero la mayoría aún no han nacido.”

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