La ayahuasca, como se le define internacionalmente, es una de las plantas sagradas más conocidas de la selva amazónica después del tabaco. Durante miles de años esta planta ha sido utilizada como una fuente de aprendizaje espiritual y como una importante medicina natural por muchos pueblos nativos amazónicos. Sobre todo, la ayahuasca ha funcionado como un puente transcendental entre el espíritu humano y la conciencia de la selva amazónica. En el siglo pasado esta “planta maestra”, como algunos la llaman, dejó las fronteras de la selva amazónica y se volvió conocida en todo el mundo.
En octubre de este año, la Segunda Conferencia Mundial de Ayahuasca se albergó en Rio Branco, Acre, Brazil, siendo ‘uno de los epicentros mundiales de la ayahuasca’. Esta conferencia reunió a una gran variedad de tradiciones y prácticas, incluyendo varios grupos asistentes, entre ellos diversos pueblos indígenas amazónicos, representantes de iglesias ayahuasqueras brasileñas, como los Santo Daime y União do Vegetal, científicos, antropólogos y neoshamanistas de Norteamérica y Europa, y muchos otros. El objetivo de la conferencia fue el de facilitar el diálogo, intercambiar conocimiento y compartir experiencias entre la comunidad internacional de la ayahuasca.
Diecisiete grupos asistieron como representantes de las regiones brasileñas del sur de Acre y Amazonas, como también unos participantes indígenas del Perú y Colombia, sumando un total de 150 participantes indígenas. No obstante, algunos indígenas brasileños expresaron objeciones respecto a lo poco que fueron considerados en la creación y organización de la conferencia. “Fuimos invitados en nuestro propio hogar. Somos extranjeros en nuestra propia tierra” dijo Daniel Iberê, un M’bya Guarani de Acre.
La conferencia fue organizada por el Centro Internacional para la Educación, Investigación y Servicio Etnobotánico (ICEERS), una fundación europea que trabaja para traer el conocimiento etnobotánico de los pueblos indígenas y su potencial curativo a la terapia y sociedad occidental en general. Una parte importante de su trabajo es el de dar consejo sobre servicios legales y apoyo emocional para las personas que consumen ayahuasca alrededor del mundo. La primera conferencia mundial de ayahuasca organizada por el centro, se había celebrado en la ciudad de Ibiza, en España, hecho que generó cuestionamientos entre los participantes indígenas amazónicos presentes en Acre. El enfoque del primer evento había sido más de temas legales y políticas que de cuestiones culturales.
La conferencia de este año tuvo una mayor participación de representantes indígenas y a pesar de los límites de tiempo para exponer, estos pudieron expresar una gran sabiduría y experiencias a través de poderosos discursos. Algunos como el de Hushahu Yawanawá, que contó de su aislamiento de un año viviendo en lo profundo del bosque y como mantuvo una dieta estricta para entrenar como pajé (chaman), todo esto para convertirse en una de las primeras chamanes del pueblo Yawanawá. Carlos Llenera, un vegetalista Shipibo, recordó a la conferencia que “los curanderos no curan, son solo guías espirituales. Los maestros verdaderos son las plantas”. Mientras que Benki Piyako, un líder Ashaninka, recordó a los presentes en la conferencia como los católicos les dijeron que la ayahuasca es “el brebaje del diablo”.
Varios interlocutores indígenas se refirieron a la injusticia histórica y a la violencia contra sus pueblos. En esta línea, uno de los discursos más poderosos fue el de Daniel Iberê, un joven M’bya Guarani de Tekohá Jekupé Ajú, Rio Branco, Acre, que se refirió a los 500 años de la historia colonial y su legado hasta nuestros días, dando un contexto claro y necesario a las discusiones de la conferencia. “Vine aquí hoy para descubrir a ellos que nos descubrieron hace más que 500 años atrás”, manifestó Daniel al comenzar su discurso.
“No hay otra manera de empezar este discurso sino mencionando nuestra lucha cotidiana, una lucha contra la desaparición, contra la desaparición de nuestras culturas…
Cada vez que tomamos un vaso de Kaapi – no lo llamamos ayahuasca -cada vez que tomamos un vaso de eso, es un vaso de nuestra cultura, un vaso de nuestros ancestros. No es una planta. No para nosotros. Nuestras plantas curativas son nuestros parientes”.
La opresión histórica de estas tradiciones indígenas se hace cada vez más violenta por las leyes brasileñas que solo permiten la preparación y el uso de ayahuasca a las iglesias ayahuasqueras, no a los indígenas amazónicos. Esta situación legal, que niega los usuarios originarios de esta planta sagrada, se añade a un historia larga de injusticia contra los pueblos indígenas de Brasil.
«Por quinientos años,» comenta Daniel Iberê, “hemos buscado en brasas, en los restos de incendios. Aquí tenían incursiones, en el sur tenían bugreiros, lo que era una otra manera de llamar a ellos que persiguieron y mataron a pueblos indígenas. Y antes de ellos, había también bandeirantes [matadores coloniales de indígenas]. Ahora la mayoría de ellos tienen sus nombres en calles y plazas, y algunos les dicen héroes. Sin embargo nada testifica a nuestra existencia en esta tierra. No hay ningún lugar donde dice ‘eso es territorio Guarani’.
Cada día ves en las noticias la naturalización de lo que no es natural, la naturalización de violencia, la naturalización del olvido. Estamos negado cada día. Pero no hay nada que puedes hacer. Nadie puede quitar nuestra dignidad,
¿Quieres conocer nuestra cultura? Entonces tenemos que mirar el corazón y ver si este es transparente. Si no es transparente, entonces mil años pasarán y todavía no sabrán nada sobre nosotros. Quinientos años han pasado y no sabrán nada sobre nosotros, si no es que nosotros les hayamos contado. Nos mataron y todavía no saben nada de nosotros. Nos dijeron que el desarrollo vendría, y lo miramos y nos reímos. Nos dijeron como debemos preservar nuestros bosques, y lo miramos y nos reímos. Porque esos parientes que vinieron de muy lejos, cruzando los océanos, ellos están bienvenidos. Pero ¿han preservado lo que tenían allá?
Me gustaría hablarles de las palabras hermosas de mi pueblo, de las historias de mi pueblo. No obstante, en este momento, es más importante hablar en nombre de mi comunidad y contar como que estamos siendo masacrados.
Lo siento. Mis palabras se han vuelto duras. Eso porque estas brasas, esa última masacre, la quema más reciente, siguen todavía vivas en nuestras memorias. Allí está donde hay que empezar. Mis parientes mueren todos los días. Hay más muertes que en Irak. Todos hemos escuchado de Irak, pero nadie sabe de mis parientes muertos. Y no estoy hablando de cuchillos y balazos, estoy hablando de la muerte cultural. Eso es la imposición del olvido: cuando te dicen “Tu no eres” o “Tu eres solo lo que yo quiero que seas!” Como un cuadro. Como una foto fijada en la pared que ves y piensas “pero es estática.” No somos estáticos. Vivimos y sangramos. Y no tenemos miedo de ir al otro lugar [muerte], porque hay más de nuestros parientes allí que los que no están relacionado a nosotros.
“En este momento exacto, se celebra una reunión para discutir la patrimonilización de ayahuasca. Y una vez más solo sabremos sus conclusiones. Me pregunto que se ha hecho a nuestra cultura sagrada. Que no olvidan. Ro repy! [término Guarani] Estamos mirando! Estamos demandando! No lo olvidan!
Estamos calmados, estamos callados en silencio, pero nuestros corazones arrojan fuego! No lo olviden!”
Finalmente, Daniel habló en nombre de unos parientes indígenas que no quisieron ir a la conferencia, algunos porque no pudieron y otros que no vinieron como manera de protesta. Él se opuso a la cuota de participación designada para los pueblos indígenas, manifestando que si sus parientes no eran todos bienvenidos en un lugar, él tampoco.
Preguntas importantes fueron planteadas por indígenas respecto a lo concreto que traerían de vuelta a sus comunidades y el propósito de su asistencia al evento. Un punto importante que se repitió en la conferencia, fue la petición por el reconocimiento de grupos indígenas:
“Queremos compartir nuestro conocimiento, pero queremos también que sea claro que el conocimiento proviene de los pueblos originarios”.
Durante la plenaria final que daría cierre a la conferencia, los pueblos indígenas de Acre como las iglesias de ayahuasca presentes leyeron sus declaraciones finales. ‘La Carta Abierta de los Pueblos Indígenas de Acre, Brazil’ afirmó su voluntad de construir un futuro común y de colaborar en las discusiones sobre el uso de ayahuasca para toda la humanidad. Sin embargo, estos grupos pidieron respeto para la diversidad de usos que le dan a la planta los pueblos indígenas e insistieron en su participación y reconocimiento como los guardianes originales de la ayahuasca.
Finalmente, quedaron varias decisiones pendientes que tomar en la conferencia, algunas tan relevantes como es el registro de ayahuasca como patrimonio mundial. Para tomar una decisión así, se requiere una consulta apropiada a todos los ayahuasqueros indígenas. Es por esta razón que se propuso celebrar en un futuro un congreso indígena. En este se tratará de decidir colectivamente e inclusivamente sobre las acciones que los pueblos amazónicos nativos desean tomar en su participación con el universo siempre creciente de la ayahuasca.
Jaye Renold
El discurso original de Daniel en su totalidad:
Mba’éichapa! Puama!
Cheréra Iberê.
Bom dia!
Meu nome é Iberê.
Sou do povo M’byá, M’byá Guarani.
M’byá significa humano – eu sou do povo humano.
Antes de ser M’byá, nós éramos Tapejara. Tape… Jara… – Povo que caminha, Povo caminhador…
Agradeço o convite e, hoje como ontem, como anteontem, pensei muito se viria ou não viria para a II Conferência. Ouvi falar também que teve uma primeira Conferência – uma conferência em que se confere algo. Gostaria de pensar muito sobre o que queremos conferir aqui.
Mas… gostaria de não estar aqui, também, por outro motivo, por muitos…, um deles é que eu não sou o mais apropriado para falar sobre a cultura do meu Povo, gostaria que tivesse sido Che Ramói – Ramói Ete… meu avô primeiro, mas ele não está aqui. Gostaria que fosse o Che Ru, o meu pai, mas ele não está aqui – não pode entrar. E… hoje, eu vim descobrir e olhar no olho de cada um de vocês: humanos. E descobrir, também, aqueles que nos descobriram há mais de 500 anos.
Fomos convidados na nossa própria casa. Somos estrangeiros em nosso próprio território. Vi o título (também) da minha “fala”, até achei que fosse algum parente, com brincadeira: A Introdução da Ayahuasca entre os Guarani. É como se fosse ontem, mas eu preciso contar uma história pra vocês: –Antes dessa terra ter Senhor, ter Amo, ter nome, ser América..–Nós andávamos por aqui, como todo Tapejara, buscando o Yvy Mara-eÿ, a nossa Terra Sem Males. Nós andávamos todo esse Continente.
Vocês ouvirão as palavras em Guarani, outros dizem, Tupy, são co-irmãs, do Sul até lá em cima! Como aprender? Lhes digo: nós tínhamos os nossos Peabiru, alguns dizem Tape Abiru– são os nossos caminhos originários, os nossos Caminhos Ancestrais. Alguns deles ainda estavam marcados, outros só os pajé, os Karaí, sonhavam e viam – é por aqui! Era necessário então saber da força que têm os sonhos! E é pelos sonhos que nós resistimos! Com os sonhos se luta! E não há outra maneira de começar esta “fala”, sem dizer das lutas cotidianas que nós travamos. Uma luta contra o desaparecimento. Contra o desaparecimento de nossas culturas.
Eu gostaria de dizer que toda vez que você toma um copo de Kaapi (raramente se pronuncia o verdadeiro nome – nome genérico), – nós também não chamamos de ayahuasca, nós temos nossos nomes antigos – toda vez que nós tomamos, é um copo, mas é um copo da nossa Cultura! É um copo dos nossos Ancestrais! E não é uma planta. Não é uma planta. Não, para nós. Nós temos a mania de pensar que somos livres! Que por sermos humanos temos irmãos. Então, são nossos irmãos, são nossos parentes – que não vieram antes e não vieram depois. Foram feitos quando Nhanderu Vuçu fez o mundo, fez tudo e fez também as nossas plantas de cura. E as nossas plantas de cura são nossos parentes.
Quando agente fala parente, cada povo tem uma maneira. Para o parente Huni Kui – é txai – significa que eu o reconheço como meu parente. Nós também falamos – rëtara – parente. As plantas, que se chamam plantas, são nossos parentes. E os nossos parentes não são só os da nossa família, são toda a comunidade. E não é só a comunidade, são todos os humanos, e não para pelos humanos, são todos os animais, são as pedras, é o ar que passa – e lembra pra gente – das nossas origens…
Nós viemos descobrir os que nos descobriram. E eu tinha uma pergunta: – Como, mais de mil idiomas diferentes foram (des)aparecidos por pouco mais de seis? Quinhentos anos nós buscamos nas fagulhas, no resto que sobrou das queimadas. Aqui tiveram as Correrias, no Sul teve os Bugreiros, que era uma outra forma de dizer daqueles que caçavam, matavam indígenas. E ainda tiveram também os Bandeirantes – a maioria deles estão com nomes em ruas, praças e são chamados de heróis. Mas sobre nós, nada testemunha a nossa passagem nessa terra. Não tem um lugar que se diga, ali é um território Guarani, ali é um lugar de um povo Jaminawa – os parentes Jaminawa continuam andando nas cidades, aqui em Rio Branco – e aí eu ouvi um dia desses – por que, que não voltam pras suas casas. O parente me olhou e riu, né – porque a casa é aqui! Aqui também era território Jaminawa. E aí? Voltamos? Voltamos. Vieram. E aqui permaneceram.
Gostaria de não ser eu a lhes dizer. Sou muito novo. Não sei nada. Mas dos que são mais velhos a maioria foi assassinada. Lembrem-se dos Guarani Kaiowá. Toda vez que você abre alguma notícia está lá, a naturalização do que não é natural, a naturalização da violência, a naturalização do esquecimento. Todos os dias nós somos negados, mas nada se pode fazer, nada se pode tirar de nós – que é a nossa própria dignidade. Gostamos de pensar que somos livres, de modo que jamais ouvirão de nossas bocas, que somos líderes de alguém. Os Guarani gostam de pensar que são autônomos. Autônomos. Gostam de pensar que pensam por si os seus próprios caminhos. Se não for os mesmos caminhos, nós olhamos, nos levantamos e seguimos o nosso.
Na nossa cultura, nós temos o guardador do Opy (casa de reza), o Opy Gua, o Opy Guasu, temos muitos tipos de paï (pajé). Cada um tem uma função. Mas isso não significa que quem não é pajé não sabe fazer o vento ventar. Não significa que quem não é pajé não conhece as belas palavras. O meu Povo tem três idiomas diferentes: um idioma que todos falam; o outro idioma é o idioma que só falam os Opy Gua, os Karaí, – os pajé; e o terceiro idioma é o idioma do silêncio. Nós guardamos, no nosso silêncio.
Querem descobrir a nossa cultura, pois nós temos que olhar no coração e ver se ele é transparente. Se não for transparente, mil anos se passarão e vocês não saberão nada sobre nós! Passaram-se quinhentos anos e vocês não saberão nada sobre nós, a não ser o que nós lhes dizemos! Nos mataram e, mesmo assim, não sabem nada sobre nós! Eu vou lhes dizer – sobre o desenvolvimento que disseram que viria. Nós olhamos e rimos. Sobre como nós devemos preservar a nossa floresta. Nós olhamos e rimos. – porque o parente que vem de longe, de outro mar, – é bem-vindo. Mas ele preservou o que ele tinha lá?…
Peço desculpas, eu gostaria de falar pra vocês – sobre as palavras bonitas do meu Povo, sobre as histórias do meu Povo, mas nesse momento acredito que o mais importante é falar como o meu Povo, como nós estamos sendo massacrados. Hoje, nesta Conferência, nós vimos aquilo que não gostamos de ver – que é, cota pra indígena. Se os meus parentes não são bem-vindos num lugar, então eu também não sou.
Peço desculpas, se minhas palavras se tornaram quentes, é porque as fagulhas da última chacina, da última queimada, ainda permanecem vivas na nossa memória. É daí que devemos começar. Meus parentes morrem todos os dias. Morrem mais do que no Iraque morreu – do Iraque todos ouvimos falar– dos parentes mortos não se ouviu falar. E não é apenas o morto por faca, por tiro, é a morte cultural, é a imposição do esquecimento: quando lhe dizem – você não é! – ou, você só é o que eu quero que você seja! – Como um quadro. Como uma fotografia fixa na parede, que você interpreta. Mas ela está parada. Nós não! Nós vivemos e nós sangramos. E não temos medo nenhum de partir para o outro lugar – porque lá tem mais parentes nossos do que parentes que não são nossos. Né?…
Enquanto eu vos falo, neste exato momento, está acontecendo uma reunião para tratar sobre a patrimonialização da Ayahuasca. E, mais uma vez, nós saberemos apenas do resultado. E, a pergunta que eu faço é: – o que foi feito com a nossa cultura sagrada?
Não se esqueçam, Ro repy! – Nós estamos de olho! Nós cobramos! Não se esqueçam!
Nós somos calmos, nós somos pacatos, nutrimos o silêncio. Mas nossos corações vomitam fogo! Não se esqueçam!
Pra terminar, só quero lembrar a presença dos parentes que aqui estão, e dos que não vieram porque não quiseram, dos que não vieram porque não puderam, e dos que não vieram em forma de protesto – os parentes que têm a nossa pele e têm o nosso sangue. Mas tem uns parentes que não precisam nem da nossa pele nem do nosso sangue para ser parentes: eu falo do Txai Macêdo, que escreveu palavras sábias. Eu falo do parente Jairo – que tá na FUNAI, e não quis vir. E falo também de todos os parentes que resolveram pensar os seus próprios mundos. De forma autônoma, livre e autogestionária. Como nós sempre fizemos.
Muito Obrigado.
Yayoecha kuri!
Tupã ndiveño!
Hasta Siempre!