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Los incendios forestales pueden acaparar los titulares, pero los pueblos indígenas y las comunidades locales que dependen de la Amazonía siguen enfrentando diversas amenazas. No solo porque sus territorios estén destinados a actividades extractivas ilegales, tales como la extracción de oro y la deforestación, sino que sin títulos de tierras bien definidos, su situación sigue siendo legalmente precaria.
Pero más que esto: los pueblos indígenas y las comunidades locales ofrecen una solución climática escalable, así como se reconoció recientemente en el informe de uso de tierras del IPCC de la ONU.
La protección de sus derechos beneficiará a las comunidades, a la propia Amazonía y a toda la humanidad.
En la Amazonía peruana, la comunidad de Boca Parimanu, los Pueblos Amahuacas, andan este difícil equilibrio.
Madre de Dios, la región con mayor biodiversidad en la Amazonía peruana, alberga 37 comunidades nativas. Esta región del sur,también es la más afectada por la minería ilegal, más de 60 000 hectáreas de bosque han sido deforestadas por esta actividad. Debido a su alta biodiversidad y extensión de la selva amazónica, Madre de Dios es una región clave para los compromisos climáticos y la lucha contra la crisis climática.
